jóvenes, frágiles e inocentes, nos lanzamos a un mundo cargados de energía pero sin estar preparados, mas bien inexpertos; seguramente con cara de tontos, pero deseosos de iniciar nuestro camino con miras a algo que jamás llegará… El futuro. Como un choque contra una pared de vidrio, llega un momento en que descubrimos que seguir pensando solo en ese futuro, es poco útil y nos hace perder este presente siempre maravilloso, pese a que en algún momento, se pueda sentir pesado; es justo ese "choque", ese momento en que nuestro vuelo cambia y se hace adulto, se detiene con atención en cada flor; ya no importa la anterior, tampoco una próxima. Solo importa esta, sobre la que estamos revoloteando, esta que nos provee de energía. Esta breve serie no es otra cosa que la simple simulación de un colibrí levantando su primer vuelo. Gracioso y quizá torpe, pero presente y atento. Somos un colibrí que algún día salió por primera vez del nido